Cuenca Inédita IX: Bosque de Piedra en Buendía.
Hace un año, en mitad de la vorágine de esta caótica temporada alta que me hace casi abandonar estos foros, acabamos de nuevo...
Hace un año, en mitad de la vorágine de esta caótica temporada alta que me hace casi abandonar estos foros, acabamos de nuevo con un grupo en las Caras de Buendía. Vaya por delante que estoy encantado con el pintoresco auge de las Caras y demás fetiches turísticos recientes, máxime cuando generan flujos de visitantes a localidades que antes apenas los tenían, en nuestro depauperado medio rural conquense.
Lo que no me deja de resultar llamativo es que, impelidos por el moderno tópico, los grupos pasen de largo ante otros atractivos turísticos de más enjundia sin querer, salvo rara ocasión, dedicarles ni un minuto. Buendía es un ejemplo de esto: pueblo con un buen patrimonio histórico y artístico, bonitos rincones y oferta cultural. Y dentro del catálogo local de monumentos y lugares, la iglesia de la Asunción es la joya: gigantesca iglesia-salón del siglo XVI, la más grande de las que se terminaron en la provincia de Cuenca.
Columnaria de ocho fustes, sala diáfana de más de mil metros cuadrados (40 x 25 metros), todo en este templo es espectacularidad arquitectónica, y al mismo tiempo, armonía de unas proporciones perfectas, maravilloso ejemplo de la mejor arquitectura que alguna vez llegó a hacerse en nuestra tierra, la renacentista, de la que la Hallenkirche columnaria es la máxima expresión.
Muchos pueblos y villas de las tierras de Cuenca comenzaron estas grandes obras, que se prolongaban décadas y comprometían de forma exhaustiva los recursos locales, de tal manera que la crisis del siglo XVII dejó interrumpidas para siempre la mayor parte de las iglesias-salón provinciales.
Buendía, que empezó tarde su columnaria, perseveró erre que erre hasta que consiguió cerrar sus dieciséis bóvedas estrelladas ya en pleno siglo XVII, de las últimas crucerías que se remataron en la diócesis conquense.
Así que, puestos a crear fetiches turísticos, si alguna vez paráis por las Caras, no olvidéis visitar el Bosque de Piedra de Buendía.
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