El barrio olvidado IV: Sobre la Plaza Mayor.

Una picada sobre la Plaza Mayor.

En la vista aérea se aprecia mucho mejor que sobre el terreno la evolución del espacio urbano desde finales del siglo XV.



La Plaza Mayor, en sus orígenes diminuta Plaza de la Picota frente a la Catedral, ampliada a golpe de piqueta en dos derribos sucesivos: el episcopal de fines del siglo XV y el concejil del siglo XVI.

Se distinguen las calles supervivientes del trazado de la vieja medina medieval: calle Mayor, calle del Clavel, del Colmillo, Canónigos, de las Armas, de la Fuente, la Bajada de las Ánimas. Otras siguen también ahí, pero serían irreconocibles para un conquense del año 1500: Ronda del Huécar, Plaza de Palacios, calle Cubierta, Cuesta de Tarros.

Alguna ha desaparecido, como la calle de la Limosna, fagocitada por los Corredores Altos del templo catedralicio.
Otras no estaban a final de la Edad Media pero son de urbanismo ya viejo, como la calle Pilares, necesaria creación del aterrazamiento de la Plaza.

Otros espacios, como la Plaza de Ronda, la de L'Aquila o las terrazas de San Miguel, son muy recientes, icnitas urbanas de manzanas enteras de preciosas casitas populares desaparecidas en los años de hierro del Casco Histórico.

Otros huecos tienen un origen todavía más trágico, como el producido por el desplome de la torre del Giraldo en 1902, que despanzurró dos viviendas y acabó con el Horno de las Campanas, la panadería de la Plaza Mayor, de consolidada reputación por sus hojaldres de nata y crema.

Eso sí que duele.