El barrio olvidado III: Desde la corsera de Mangana.

A la torre de Mangana los paisanos de Cuenca la miramos pero no la vemos: como hito descollante del paisaje urbano es tan familiar que pasa desapercib

A la torre de Mangana los paisanos de Cuenca la miramos pero no la vemos: como hito descollante del paisaje urbano es tan familiar que pasa desapercibida. Pero tiremos de empirismo: si le pedimos a cualquier guacho de Cuenca que dibuje la ciudad, ya sabemos lo que pondrá en lo alto.



Sin embargo muy pocos conqueños pueden decir que hayan subido alguna vez a la torre de Mangana, como tampoco la totalidad de nuestros visitantes, que a menudo se extrañan de que semejante atalaya urbana no tenga una explotación turística intensiva, y a las imágenes me remito.

Oferta potencial que diría Mr. Bull, en una ciudad con más puertas cerradas que abiertas.
Ahora además de nuevo asediada por la degradación urbana y muda.
Así que vamos a romper una lanza por nuestro entrañable carillón concejil, testigo de tantas dichas, desdichas y olvidos, espectador impotente de la debacle de su recoleto barrio de Santa María la Nueva, paciente sufridor él mismo de peregrinas reformas historicistas.

Te las has visto peor que ahora, viejo Mangana. Y ahí sigues.








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