El barrio olvidado V: San Martín, a vista de Rascacielos.

No hay nada como la décima planta de un Rascacielos para una perspectiva de conjunto del viejo barrio de San Martín, que es pura escalera y "calles en pie", como decían los conquenses de antaño.
Y hoy en día bien atiborrado de verde, después de que los jardines ocupasen el espacio de manzanas enteras de viviendas populares desaparecidas.
Aun así, lo que se ha conservado tiene un encanto singular, perfecto ejemplo de la ciudad de rincones y recovecos que es la Cuenca antigua.



En el centro, las ruinas de la antigua parroquial de San Martín, sin duda el mejor ejemplo del estilo románico en la ciudad de Cuenca.

Levantada seguramente entre 1200 y 1220 (como casi todas las románicas de segunda tanda en la provincia) San Martín mostraba una magnífica calidad de obra: muros de cuidada cantería, bóvedas de sillar reforzadas con arcos fajones, exhaustiva decoración esculpida en portadas y canecillos.... todo ello la convertía en una de las más ricas iglesias del románico tardío en la provincia.

Y aquí sí que duele, porque su final ha sido bien reciente. Después de haber sobrevivido a desamortizaciones, cierre de parroquias y concordatos, San Martín fue vendida en 1.922 por el Obispado a un particular, que no perdió el tiempo en desmontarla para aprovechar los materiales de construcción, haciendo desaparecer cubierta, bóveda, torre renacentista y hasta los sepulcros, dejando en pie ábside y tristes muros que componen la patética imagen actual.

Por estos años ya estaba consolidado en la ciudad un pequeño pero preclaro grupo de eruditos y intelectuales que bramó contra esta nueva tropelía cometida contra el patrimonio local. Incluso hubo un intento de salvación: el canónigo y profesor Eusebio Ramírez de la Torre intentó comprarla de su propio peculio, gestión que al final no cuajó, sentenciando al viejo templo con siete siglos de historia.